Si hay una legumbre noble, esa es la soja. Abundante en nuestro país y -por suerte- económica, se presenta en una variedad de formas: milanesas, hamburguesas, guisos, quesos y bebidas. En lo que respecta como sustituto de la leche, la de soja se ha posicionado como la más famosa y una de las más consumidas. La pregunta que nos toca hacernos es si esta es buena o mala. Nutricionistas responden a este interrogante y cuentan sobre los pros y contras de su consumo.
Como siempre, todo depende de la mirada. Hasta hace algunas décadas era una novedad y, con la extensión del vegetarianismo y veganismo y la llegada de más sustitutos vegetales, la popularmente llamada leche de soja se volvió una de las opciones más consumidas y difundidas.
Con argumentos sólidos, hay quienes opinan que la soja como bebida es mala y hay quienes la definen como una buena opción para reemplazar la leche.
“El tema es que depende cuál sea el origen de la leche de soja. La de las góndolas no es leche de soja, es un jugo de manzana con un 5% adicionado de leche de soja. Si lo hago en casa, con la soja triturada, es buenísima. Nunca podríamos decir que la leche de soja es mala, son malas esas bebidas que ponderan que tienen soja y en realidad tienen muy poca y azúcares y un montón de sustancias artificiales que hacen que no sea saludables”, explica la nutricionista Lourdes Sosa.
No para niños
Agrega que la soja actúa sobre ciertas hormonas y es buena para enfermedades vinculadas al aumento de triglicéridos y colesterol en adultos, más no en niños. “Baja el colesterol en los niños y ellos lo necesitan para formar su sistema nervioso”, afirma. Cuenta que en los más chicos, debe ser dada “con frecuencia de consumo”, y recuerda que esta idea de que los niños no la consuman diariamente viene desde los años 90. “La soja era económica y en los comedores escolares regalaban soja a mansalva. Así salió una campaña de que está buena, pero no es un alimento de uso diario”, narra.
Por supuesto, que no todo en la soja es malo. Sosa expone que la legumbre tiene proteínas de muy buena calidad. “Si las combinás con cereales y vitamina C, es una muy buena proteína para los que son vegetarianos o veganos. Tiene vitaminas de complejo B y fibra”, enumera.
Además, alienta su consumo: “las legumbres son un grupo de alimentos que en la Argentina cuesta incorporar. Si la haces en tu casa, tomate todos los días un vaso de leche de soja; está perfecto. Y si la haces con soja orgánica, mejor”, enfatiza. El problema -sigue- de la mala fama que tiene la leche de soja tiene que ver con el famoso jugo que se vende. “Tiene muchos azúcares. Hay evidencias científicas de que los que contiene son los que más caries generan en los niños. Podés tomarte un vaso, pero no todos los días”, concluye.
Daniela Díaz es nutricionista y se especializa en pacientes con endometriosis y vegetarianismo. Siguiendo la línea del jugo de soja, ella considera que muchas veces las madres se alegran porque sus hijos no toman leche de vaca pero sí estos jugos. “Se quedan tranquilas porque están tomando calcio y demás, pero en realidad es una bebida azucarada y es uno de los causantes de la obesidad infantil”, asegura.
En las mujeres
Díaz admite que todas las legumbres son buenas, baratas y ofrecen proteínas, calcio y grasas.
Dice que el gran problema de la soja en nuestro país es que está modificada genéticamente.
“Entonces, si tengo que categorizarla como buena o mala, para mí es mala, porque para tener un litro de leche tengo que estar consumiendo algo que es transgénico, afecta a los cultivos y a la tierra, por un lado. Por otro, todo lo que es genéticamente modificado y en lo que se usa pesticidas o herbicidas para su cultivo, hace que, la soja por ejemplo, si bien tiene un buen aporte nutricional, esté cargada de otros compuestos que ingresan a nuestros organismos y producen enfermedades”, añade.
La especialista refuerza esto al contar que existen trabajos científicos que muestran que todos estos alimentos transgénicos entran al organismo y actúan como hormonas. “El bajón es que causan alteraciones, como una acumulación de estrógenos en las mujeres. En ellas, producen síntomas de endometriosis o aumentan los dolores de ovarios”, ejemplifica.
“Ahora, todo esto porque es una soja transgénica. Diferente es si hablamos de una orgánica”, advierte. Igualmente, afirma con total convencimiento que para ella la soja es la opción vegetal menos sana aunque analiza: “si el consumo es moderado y estamos hablando de una persona saludable, sana, que no tiene ninguna patología de base, es sano (el consumo) y beneficioso”.
Leches vegetales
Agustina Bertini, nutricionista, concluye que todas las leches vegetales son buenas. De hecho, considera que la de soja es -a su entender- la mejor opción de bebida vegetal (prefiere llamarlas así, ya que, realmente, se llama leche solo a la de la vaca). “Es la más parecida a la de vaca sin tener lactosa y siendo vegetal, en cuanto a los nutrientes. Lo que pasa es que mucha gente es alérgica a la proteína de la soja; es la más completa, pero tiene eso, que a mucha gente la proteína le cae mal”, explica. Por supuesto, no todo es perfecto en cuanto a esta bebida. “Tiene poco calcio e inhibe la absorción de algunos nutrientes, pero se pueden obtener de verduras o vitaminas”, asevera.
La profesional enfatiza en que lo fundamental es que sea casera. “Si uno elige, por ahí, hacerse vegetariano, la idea es comer más natural y siempre lo de la góndola tiene sus aditivos, sus agregados. Ya sea para que dure más, para que tenga más vida útil en estante, para resaltar el sabor, el color o el aroma. La de casa, siempre va a ser mejor; siempre lo casero es más saludable porque no se agregan ni conservantes ni aditivos”, añade. (Producción periodística: Nicolás Sánchez Picón)